Paralelismo entre la dirección musical y la dirección de proyectos

Introducción

Crecí en Ayacucho rodeada de música presente en festividades, ceremonias y en la cotidianidad de esta hermosa ciudad. El sonido de guitarras, arpas y violines me intrigaba. Mi papá coleccionaba cassettes de rancheras y arpas paraguayas que disfrutaba escuchar los fines de semana.

Esa fascinación por las notas musicales me convirtió en una exploradora musical, un viaje que me llevó a descubrir la dirección musical, un campo que me intrigaba por su similitud con la dirección de proyectos, dos áreas que me apasionan y que, en mi opinión, comparten una profunda analogía: ambas disciplinas requieren de liderazgo, planificación, coordinación y trabajo en equipo para lograr un resultado armonioso y exitoso.

«La música es el idioma de Dios.»

– Johann Sebastian Bach

Descomponiendo la sinfonía: planificación, entrenamiento y partituras

Al igual que un director musical analiza la partitura y define la interpretación, un jefe de proyecto define la planificación, sea en un enfoque tradicional o iterativo, basándose en el objetivo final, ya sea una obra monumental o una innovación tecnológica.

El entrenamiento y la experiencia son claves para que cada miembro del equipo domine sus herramientas y las ejecute con precisión, tocando una sinfonía o desarrollando una aplicación móvil.

En ambos casos, los miembros con mayor experiencia asumen roles de mayor responsabilidad. El crecimiento y la formación continua son esenciales para liderar proyectos de mayor envergadura.

Del papel a la realidad: ejecución y dirección del proyecto

Para un novato, la dirección musical y de proyectos se reduce a mover una batuta o dar instrucciones improvisadas. Sin embargo, ambos roles comparten la necesidad de un profundo conocimiento técnico, excepcionales habilidades de liderazgo y una pasión por la excelencia. La preparación, la planificación, la comunicación y la capacidad de adaptación son solo algunos de los pilares que sostienen el éxito de cualquier director musical o jefe de proyecto.

    En la ejecución, el director musical utiliza sus manos, ojos, pies y batuta para guiar a la orquesta. Un jefe de proyecto, por su parte, se basa en la comunicación efectiva y el control y seguimiento constante para mantener el flujo del proyecto. Ambos roles requieren una atención meticulosa al detalle y una capacidad excepcional para tomar decisiones en tiempo real.

    Glass Marcano, venezolana, Directora de orquesta, primera mujer negra en dirigir una orquesta sinfónica en Francia. Imagen obtenida de https://twitter.com/glassmarcanoo

    Uniendo talentos: la fuerza del equipo y el liderazgo

    En una orquesta, la disposición de los músicos no es casual. Cada instrumento se ubica estratégicamente para lograr un equilibrio sonoro. Los violines, por ejemplo, se ubican al frente, ya que su sonido agudo necesita mayor proyección. Las trompetas y percusiones, por su parte, se encuentran en la parte posterior, para que su sonido potente no opaque a los demás instrumentos.

    De manera similar, en la dirección de proyectos, los equipos se estructuran estratégicamente para optimizar el trabajo. Los equipos de trabajo se forman en base a las habilidades y experiencia de sus miembros, asignando roles específicos a cada uno. El jefe de proyecto, al igual que un director musical, se ubica en una posición central para coordinar y guiar a los diferentes equipos. Si uno de ellos falla, se puede desencadenar un efecto dominó en el que todos fallan.

    Tanto en la música como en la dirección de proyectos, la sinergia entre los diferentes miembros es fundamental para alcanzar el éxito. La ubicación estratégica y la coordinación efectiva son claves para que cada miembro pueda aportar su talento al máximo y contribuir a la creación de una obra maestra.

    Más allá de la última nota: el legado del proyecto

    El resultado final es una obra maestra. En la música, una composición que despierta emociones y deja un legado en el público. En la dirección de proyectos, un producto o servicio que genera un impacto positivo en la sociedad, como la construcción de una carretera o un hospital.

    Al finalizar una interpretación musical, el público aplaude con fervor, aclamando la maestría del director y la orquesta. El director, con un gesto de agradecimiento, se retira del escenario, dejando que los músicos reciban el reconocimiento por su talento y entrega. De manera similar, en la dirección de proyectos, al obtener la validación final del proyecto, el equipo debe celebrar por el logro.

    La entrega del proyecto no marca el final del camino. Se lleva a cabo una etapa de cierre donde se realiza la liquidación final, evaluando el cumplimiento de objetivos, presupuesto y cronograma. Al igual que la orquesta que analiza su performance, la retrospectiva del proyecto permite un crecimiento individual y colectivo a través de las lecciones aprendidas. Es un espacio para la autocrítica constructiva, el intercambio de ideas y la búsqueda de soluciones para optimizar el trabajo en futuros proyectos.

    Reflexión final

    Al comprender la ciencia detrás de la dirección musical, podemos apreciar mejor la complejidad y el arte que conlleva dirigir un proyecto. Ambas disciplinas comparten principios fundamentales que, cuando se aplican correctamente, conducen a la creación de obras maestras, ya sean musicales o tangibles, que impactan positivamente en el mundo.

    Recursos adicionales

    Les dejo una de mis obras musicales clásicas favoritas, “Overtura 1812” de P. I. Tchaikovsky interpretada por la Orquesta Real del Concertgebouw y dirigida por el director de orquesta británico Antonio Pappano:

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